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Un día sin esperarlo encontré el paisaje perfecto, para todo, para pintar, para tomar una foto, para comer, para jugar, para besar, para reír, para grabar, para dormir, para hacer el amor, para chatear y para la foto de perfil, iba caminando a la casa y cuando lo vi no pude dar un paso más. Ya más tranquilo me senté en el pasto verde y húmedo a admirar la vista, el sol me daba de frente, pero no me quemaba y las pocas, muy pocas nubes que había me tapaban el punto exacto de luz, un aire delicioso, que refrescaba, mis manos sentían la húmedas fresca del pasto y los pies se sentían libres, pues me quite los zapatos.
Me imaginaba sentado en una loma verde, fresca y de frente al cielo, donde el sol rellenaba mi mirada mientras me recostaba en mis brazos, que deliciosa sensación, el entorno y un buen recuerdo, de esos que te arrancan una sonrisa estés donde estés. Me coloque boca abajo y la sensación fue deliciosa, se subió mi camisa y mi ombligo sintió el pasto picoso, pero hermoso.
Sin dudar me prometí a regresar diario aquí q tirarme en el pasto a pensar en lo que piensa un niño, o un anciano o una mujer, pensare en que decirte al verte y admirare cada rincón de este paisaje, así me cueste le eternidad.
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